El indie es el nuevo pop (Y viceversa) Parte I.

El día que Lady GaGa se puso una camisa de cuadros todas las Little Monsters descubrieron el mundo y se volvieron locas del coño porque de repente había que ser guay y alternativa. La edad media de dichos fans comienza ahora a alcanzar la mayoría de edad así que es inevitable que vayamos viendo discapacitados musicales en todos los festivales veraniegos venideros.

Lo peor es que se han acostumbrado a ser las listas y las sabias, así que se han tomado la madurez artística, "artística", de su modelo a seguir muy en serio.

No encontramos ninguna otra razón por la que el panorama musical mainstream actual se perfile tan aburrido.


Empezemos poniéndo un poco de orden a la depresiva última decáda del Pop.

Corrian los 2006 y el pop barato de color divertido desapareció, para dar paso a negras ladradoras y a trikinis de pedrería. Nelly Furtado se vendió a Timbaland para conseguir ser #1 en algún lado y Justin Timberlake se meo en todos los que dijeron que su carrera en solitario iba a ser de un sólo día con Future Sex/Love Sounds.

La revolución rapera no duró demasiado, ya que Madonna decidió matarlos a todos después de que se rieran de ella, provocando el fracaso de Shock Value II y conviritendo en infrucuosos los intentos de recuperar el R&B elegante.

Y entonces llegó ella.

Cuando el pop parecía condenado a ser la hermana fea y tonta del rap que sólo canta en los estribillos, Stefani Germanotta, que por aquellos entonces ya se estaba labrando un nombre, decidió sacar la artillería pesada y nos devolvió a todos la fe en el Pop.

El vídeo de Paparazzi fue increíble y The Fame Monster debe tener un altar en cada casa. Ocho canciones que lo fueron absolutamente todo durante dos años y que acompañamos con coreografías sudorosas y lágrimas de alegría.

Hoy en día, cuando nos ponemos tristes y meláncolicos, aún seguimos poniendo Dance In The Dark a tope.

GaGa se desangró y lo dio todo para recordar al mundo que el pop no es esclavo de nada más que de la laca de uñas, de las pelucas y de los cardados imposibles.

Y bendita sea por aquella reivindicación: Porque todas se la tragaron.

Las que estaban siendo producidas por Pharrel o el mismo Timbaland los despidieron al instante para contratar a Stuart Price y a Xenomanía. Rihanna, que era de guetto de toda la vida, aprendió que las drogas y una buena peluca son tus mejores aliados en un momento dado y Katy Perry se empezó a tomar los vídeoclips como un reto personal.



Incluso negras raperas convencidas hicieron sus pinitos con la electrónica profunda, como Kelly Rowland, que fue engañada por cierto DJ francés para que cantara a cambio de cubatas, o como Kelis, que tuvo su propio Ray Of Light que muchas ya querrían.

Por dios, estamos hablando de cuando Alexandra Burke sacó un álbum digerible.

La gente comenzó a confundir el Pop, una actitud feliz y divertida, con la electrónica, que no es más que un medio instrumental para expresar la música. Pero los DJs, que hasta entonces habían vivido en fumaderos de crack, quisieron parte de su tajada, e iniciaron una revolución en la que ellos comenzaron a aparecer acreditados en el título o incluso a sacar álbumes donde las otras eran las colaboradoras.

El género comercial nacido en los 00´s conocido como EDM, termino estúpido donde los haya, fagocitó al pop, y fue el culpable de que todo el mundo creyera de que el electro y el hard house eran el nuevo dance.

Todo se desvirtuó, los DJs entendieron mal el concepto y las estrellas de verdad creían que cantando cualquier himno pastillero podrían ser número 1. Lo cual fue un error.

Aunque claro, no todo fue malo.



Pero a grandes rasgos, sí que la mayoría de los artistas lo entedieron mal, creyendo que podrían colar cualquier cosa.

Y de todo ésto hace ya un tiempo. La gente se hartó de bailar y decidió que era más interesante sentirse vacío que salir a liarse con su primo segundo en cualquier guateque, por lo que Lana Del Rey fue una gran plegaria atendida que inundo el panorama como nadie pensó que alguien lo haría.

Y sí, es la culpable de que el indie sea el nuevo pop. Al menos en parte.

Continuará...